La espuma de polietileno, también conocida  como espuma de poliolefina o foam de polietileno, es una espuma de celda cerrada, formada por miles de pequeñas burbujas de aire selladas entre si. Esto permite al material resistir el agua, además de fuerza y rigidez que no se presentan en otros materiales. Es también resistente a solventes, productos derivados del petróleo y gases. También es antimicrobiano, inhibiendo el crecimiento de hongos, moho y bacterias. No se pudre en el tiempo y tampoco se endurece o cristaliza.

El material es un termoplástico que luego se sopla en varios formatos. A partir de su calentamiento, puede recibir aditivos en su formulación que pueden conservar, alterar o reforzar sus propiedades. Podemos encontrar espumas con cualidades antiestáticas para el traslado de material electrónico,  o con propiedades antiflama, para la construcción.

La espuma tiene buen promedio de compresión. Mantiene su elasticidad y al ser comprimido vuelve a su estado original. Es resistente a los impactos y tiene buen soporte de carga. Resiste rasgaduras y rompimientos. Es un material muy versatil, tiene muchas aplicaciones en distintos rubros como la construcción, el embalaje y el entretenimiento.

Podemos encontrarla en distintos tamaños, formas, grosores y colores dependiendo de las aplicaciones y gustos del usuario. Comunmente se le encuentra en planchas, pero también en láminas, cilindros, cañuelas y mallas.  Además se puede elaborar en distintas densidades dependiendo del uso. A mayor densidad del material, mas pequeñas o más gruesas son las paredes de la celda, creando un material más resistente.